Quiero una noche como la del martes pasado donde apagadas las luces me quitaste lo que estorbaba para sentirme. No veía, pero olía y tocaba tu pecho que huele igual al día en el que te conocí, es ese olor que no caduca y vuelve loca a mi nariz, que quedo guardado en la memoria de mi olfato.
Fue fácil sentirme bien por eso tan único que tienes, que me obliga a tocarte automáticamente cuando estamos acostados en la cama viendo el techo. (Cuando hablas cuentas historias que me hacen reír hasta que me duele el estomago.)
Quiero quedarme con tus huesos, tu clavícula y tu cadera, con tus manos y tus besos, con tu lengua y tu pelo. Quiero que sea mía tu voz, tus historias y tus estrellas. Contigo voy a donde me pidas si me prometes que las noches van a estar llenas de cuentos y no de sueño. Solo si dejas esos nueve años atrás y dices adiós para siempre. Quiero que no te vayas para que no sienta como mi pecho arde y mi estomago se vacía. Quiero muchas noches como la del martes.
No se cuando vaya a volver a tenerte otro dia porque no eres mío, ni lo serás. Quédate con tu costumbre y tu rutina. Yo me quedo aquí este miércoles en el que no dejo de pensar en ti.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario